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Con la tecnología que tiene el Planetario de Medellín se puede hacer un viaje por el universo, viajar de la Tierra a Marte en cinco segundos y hacer el recorrido de la luz, de 13 mil 700 millones de años, en solo 2 segundos.
Todo eso sucede cuando el domo del lugar se transforma en un universo casi alcanzable, gracias a trece servidores: un maestro, ocho de video necesarios para procesar y reproducir la proyección, uno para el control de las luces, tres para el sonido y otro con datos de Marte, la Luna y la Tierra.
La proyección digital es reciente en el lugar. Raúl García, profesional de tecnología audiovisual en el Planetario, calcula que hace tres años llegaron los servidores que logran que en el domo se vean proyecciones en 4k, es decir, unas 4 veces más que el full HD.
“El sistema de proyección de antes era optomecánico, unos motores y unas esferas con varios proyectores que eran una lámpara y un sistema de enfoque para que las estrellas fueran proyectadas en la cúpula”, recuerda Raúl.
Para él era la reproducción más fiel del cielo y sus constelaciones, la única que lograba el optomecánico. Sin embargo, no permitía viajar por el universo, como sí lo hace todo el equipo digital con más versatilidad. Raúl lleva 28 años moviéndose en las instalaciones del Planetario desde que, recién graduado de ingeniería electrónica, consiguió el cargo en la institución.
La función del equipo digital, instalado en un cuarto al que llaman el rack y que se mantiene a 19 grados centígrados, es seguir reproduciendo ese cielo estrellado con sus contrastes blanco y negro, así el negro no alcance a ser negro del todo, dice Raúl.
Además, en el domo se pueden reproducir otro tipo de contenidos cuya temática central sea el universo.
“Todos los contenidos tienen que ver con astronomía, hay algunas películas generales que hablan de los sujetos del cielo y los viajes por el universo. Está, por ejemplo, Somos Aliens, que habla de formas de vida, también hay algunas de astronáutica o de la formación de los planetas, una variedad de temas y películas”, cuenta García.
El sonido estéreo de antes pasó a ser de 8 canales envolvente. Un sistema que integra video, sonido, iluminación y deja que, por ejemplo, se puedan ir señalando en digital lo que se quiere resaltar, y tiene “unas ayudas didácticas que si uno quiere encerrar una estrella en un círculo y marcarla, se puede”, explica el ingeniero.
El actual domo tiene una inclinación de 27 grados y dos proyectores, uno en la parte de arriba y otro abajo, cada uno lleva una imagen en cada mitad de la semiesfera forrada en láminas de aluminio microperforado.
Manejarlo, aunque pareciera una tarea difícil por la cantidad de botones, cables y luces intermitentes, no es una tarea tan complicada. Raúl cuenta que con un clic en la parrilla de programación ejecuta una orden que enciende la pantalla, apaga o prende las luces y pone a rodar la película. Funcionaría sin operarios porque se podría programar para 24 horas con volumen y luces incluidas.
Está encendido de 7 de la mañana a 7 de la noche, y para verificar que todo funciona bien (los sistemas de amplificación y los procesadores de sonido), Raúl revisa que no haya ninguna alarma, y chequea todas las mañanas que, por ejemplo, las ocho fracciones de video estén sincronizadas porque cada servidor proyecta en una pantalla del domo y si uno de esos “se queda, la película se retasa y se ve un parche”.
De todos los aparatos que hay en el rack, el que más consume energía es el aire acondicionado, necesario para mantener la temperatura y evitar que los equipos se recalienten. En el mismo cuarto hay un regulador de voltaje que puede mantener encendidas las proyecciones en el domo por 15 minutos más en caso de que se genere una falla de energía; así, si la película ya va a terminar, el equipo proporciona lo suficiente para que termine.
Entre las reformas que tuvo el Planetario hace tres años y medio hubo una que no permitió que se siguiera usando el antiguo proyector del cielo estrellado: la pantalla se inclinó para conseguir una experiencia más inmersiva.
El equipo digital llegó como su reemplazo; lo trajo una firma estadounidense, lo instaló y capacitó a unos pocos del Planetario en su manejo y mantenimiento.
Para Raúl, lo más importante para garantizar el buen desempeño es hacer una limpieza minuciosa de los servidores, que estén libres de polvo para que no se recalienten y que la temperatura del rack se mantenga, por obligación, en 19 grados centígrados.
Raúl se encarga de todas las salas audiovisuales del Parque Explora, y aunque tiene oficina justo al lado del rack en el Planetario, también se la pasa caminando entre un lugar y otro verificando que la proyección funcione bien y que no haya ni una señal de alarma.
Algunos saben de minucias, como prender y apagar el rack, pero sí se trata de problemas mayores Raúl se encarga en persona. Así, cuando al anterior equipo le fallaban las tarjetas con las que funcionaba, él casi que adivinaba a qué se debía el inconveniente y reparaba todo con experticia, así los manuales del optomecánico estuvieran en alemán.
Raúl conocía casi que con perfección el equipo anterior que funcionaba en el domo, una estructura azul, grande y llena de círculos proyectores que algunos podrían confundir con un telescopio.
Hoy es una pieza de exposición en el Planetario, que si se encendiera funcionaría casi en un 90% a pesar de sus más o menos 25 años de uso continuo.
La trajeron de Alemania, Raúl no recuerda si fue esta o la que hay en el planetario de Bogotá la que pagaron con sacos de café, pero en Medellín fue la primera que les permitió a muchos ver recreado un cielo estrellado en un domo, conocer constelaciones y ver cómo estaban alineados los planetas según el día que quisieran conocer.
Ese equipo tenía una lámpara muy poderosa, de 500 vatios, y cada uno de sus orificios es un campo de estrellas formado por una lámina de cobre con perforaciones. Cuenta Raúl que los hacían de forma manual porque esos equipos antes eran artesanales, y dependiendo de la luminosidad de la estrella era más grande el hueco. “Pero en la cúpula se veía puntual la estrella, con un brillo muy real. Y proyectaba 9 mil estrellas, daba la impresión de que se estaba viendo el cielo de verdad”.
Cada tubo era un planeta o una constelación, y giraban mientras iba proyectándolo en el domo. El de ahora va más allá del cielo estrellado y cualquier video exige un formato hecho con fotogramas en ojo de pez y en tecnología 4k, sentarse y mirar el domo es lo más cerca de tener el universo a nuestro alcance.