La Nacional construye barcos de talla mundial

A pesar de no tener formación naval, estudiantes de distintos programas de ingeniería se las arreglan para aprender y aplicar en este campo.

Universidad Nacional construye barcos de talla mundial

Durante un año, 19 estudiantes de ingeniería de la Universidad Nacional (sede Medellín) trabajaron en la construcción de dos embarcaciones eléctricas que, el domingo pasado, en Francia, les acreditaron tres galardones de la fundación Hydros, tras competir en campo con otros 22 equipos universitarios de todo el mundo.

Mapalé y Cumbia, un catamarán y un bote que fueron creados gracias al ingenio de los alumnos, se impusieron en el premio de eficiencia y recibieron dos reconocimientos a mejor diseño y mejor charla técnica (proceso de construcción).

A pesar de no tener materias de ingeniería naval y poco conocimiento del tema, este grupo viene trabajando desde hace cuatro años bajo el nombre de Hydrómetra, cuando recibieron la primer invitación de la fundación Hydros para participar en las otras versiones realizadas en Suiza.

“Somos el primer equipo no europeo en ganar un premio mayor”, señala Mateo Cardona, líder estudiantil del proyecto, en referencia a Mapalé, ganador en la prueba de eficiencia, en la que recorrió durante una hora un circuito en las aguas de Saint-Tropez, al sur del país galo.

Aunque esta es la primera vez que compiten en Francia, no es la primera que este grupo se destaca en la competencia. En el 2014, Hydrómetra recibió el reconocimiento de Espíritu y en 2015 el de diseño más innovador en la categoría de velocidad.

Todos por igual

Alejandra Quiroz, ingeniera mecánica que participó en el proyecto, explica que los organizadores entregan a cada equipo los elementos técnicos para competir, por lo que resulta fundamental el diseño del barco.

“Todos tiene que usar el mismo motor de propulsión, la misma batería y variador de velocidad, que los entrega Hydros en la competencia”, comenta.

Mapalé y Cumbia, construidos en fibra de carbono y madera, respectivamente, fueron pensados para sacar el mayor provecho de sus cascos y disminuir el peso de las embarcaciones.

Sin miedo al futuro

Un gran susto se llevaron Mateo y sus siete acompañantes de viaje al saber que, por problemas logísticos, los barcos no llegaban a Francia.

Después de cinco días de espera y aunque la competencia ya había iniciado, Mapalé compitió y logró el premio en eficiencia.

“Habríamos ganado más, medimos la velocidad de los barcos con otros que ya habían competido en los días anteriores y ganamos, pero ya fuera de concurso”, asegura.

La profesora encargada de coordinar el proyecto, Diana López, lamentó lo ocurrido, aunque asegura que vienen mejores cosas para el grupo de trabajo.

“Queremos formar muchachos en este tipo de líneas de trabajo estratégicas (naval) para el país, porque aquí todos construimos desde los diferentes campos de la ingeniería”, señala.