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El Gobierno Nacional, en alianza con el sector privado y organismos internacionales, echó a rodar esta semana la Fase VI de Tiendas de Paz, un programa que busca apoyar el retorno de familias desplazadas del país, ya sea por el conflicto armado o por eventos de la naturaleza, y que en Antioquia tiene 30 comunidades beneficiarias.
El proyecto arrancó en 2013 y en la actualidad suma 40 comunidades en todo el país, lo que indica que el departamento más beneficiado es el antioqueño, con localidades como San Carlos, San Rafael y El Carmen de Viboral, entre otras.
Para este año fueron incluidas la vereda El Diamante, de Apartadó; y el corregimiento San José de Mulatos, de Turbo, caracterizados por sus bajos indicadores sociales y por cargar una historia de desarraigo como consecuencia de la guerra que se libró con intensidad en la región de Urabá.
Las Tiendas de Paz, explica Clímaco Duque, coordinador de Emprendimiento de la caja de compensación Comfama (que es uno de los socios del proyecto), es un programa que brinda apoyo a las familias que retornan a sus tierras después de haberlas tenido que abandonar, pero que al regresar no encuentran condiciones favorables para emprender su nueva ruta de vida.
“Imagínese usted lo que es volver a una tierra donde ya no hay cultivos ni nada que garantice una estabilidad. En ese escenario es que se montan las tiendas, que se vuelven ese primer referente de las familias para encontrar arraigo y reencontrarse como comunidad”, explica Clímaco.
En algunas comunidades, es necesario montar toda la tienda, incluido el local; y en otras se rehabilita el local ya existente. El abastecimiento lo hace el programa.
Damaris Chimá, presidenta de la JAC (Junta de Acción Comunal) de la vereda El Diamante, de Apartadó, cuenta que en su territorio la tienda beneficia, en principio, a 60 familias.
“De ellas, el 60 % sufrió desplazamiento, pero las veredas vecinas también sacan beneficio porque igual viven en condiciones de marginalidad”, señala Damaris. Explica que la tienda lleva dos semanas, tras siete meses que tardó el proceso para montarla.
Las tiendas se manejan de forma diferente a la tradicional, pues aplican un modelo que permite el trueque de productos. Si una familia tiene cría de pollos puede cambiar los animales o los huevos por arroz o panela.
Los campesinos o emprendedores también pueden llevar a ellas sus productos para que allí sean vendidos y se les apoya con incursión en otros mercados, como las plazas y supermercados del pueblo.
“Nuestra comunidad, que en 2010 sufrió una inundación y también ha sido azotada por la violencia, se ve muy beneficiada, la Tienda de Paz nos ha dado fuerza y empuje y ha sido motor de unión”, expone Luis Alfonso Burgos, representante legal del proyecto en Mulatos (Turbo), donde se benefician 70 familias.
Las tiendas manejan una línea de crédito rotatorio, de bajo interés, que los beneficiarios deben usar exclusivamente para impulsar sus negocios familiares o comunitarios, ya sean cultivos o productos derivados de la agricultura.
“Es algo integral, que incluye acompañamiento social y capacitación en temas de economía y manejo tributario”, concluye Clímaco, quien es el vocero del programa ante los medios de comunicación.