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Reconocida animalista captura a asaltante, lo amarra y lo entrega a la Policía

  • En su muro de Facebook, Silvia publicó las imágenes del capturado. FOTO CORTESÍA
    En su muro de Facebook, Silvia publicó las imágenes del capturado. FOTO CORTESÍA
30 de noviembre de 2018
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Silvia Ospina, una de las más reconocidas animalistas y protectoras de mascotas de Medellín, acaba de vivir una historia de no creer: con valentía, fue capaz de reducir a un presunto ladrón que ingresó a su finca, en la que vive con mascotas y tiene una guardería para perros rescatados, al que no solo inmovilizó sino que también lo ató de manos y pies y lo entregó a la Policía.

En su cuenta de Facebook, Silvia narró, por capítulos, los detalles del incidente. Relató cómo llegó al predio luego de haber salido a hacer algunas vueltas, y contó escenas de la osadía que tuvo para encontrar la forma de reducirlo y luego amarrarlo.

Estos son algunos apartes de la narración de Silvia:

Capitulo 1

Salgo muy a.m. a hacer unas vueltas a Rionegro. Regreso 11:30, parqueo el carro frente al portón, me bajo, cierro con seguro del carro, abro el portón y cuando voy a cuñar la puerta, veo que de las tres varillas de hierro que dejé junto al portón y que utilizo para cuñarlo y sostenerlo abierto, solo hay una! ¿Cómo que una? ¡Cuando salí, vi las tres! ¿Dónde están? Rebuscaba con la mirada en el piso de piedra de la entrada de la finca, buscándolas. ¡Cómo pudieron perderse! ¿Quién las podría mover de aquí? ¡Imposible! Pues no las encontré, me di por vencida, cuñé la puerta con una sola varilla y fui al carro. Me monto al carro, lo prendo y miro hacia adentro de la finca para comenzar a entrar... Las cobijas de los perritos, que había lavado el día anterior y colgado en las barandas del deck, estaban ahora, misteriosamente, colgadas en la cerca blanca y negra frente a la casa. ¡Qué carajos! ¿Cómo (...) llegaron ahí? ¿Yo las moví? Estoy segura que no. ¿Vino alguien de mi casa y entró sin permiso? No, nunca lo harían. Una de dos...o vino Purpurita y le dio por organizar, o vino don Fernando, que hace dos meses no viene, y movió las cosas por alguna razón. Aún en el portón, sin entrar, miro hacia la casa y veo un hombre joven, delgado, muy moreno, barriendo el corredor. ¡Barriendo el corredor! ¿Quién carajos va a venir a mi casa a barrer?

En otro capítulo, Silvia contó cómo actuó para reducir al asaltante y cómo fueron el encuentro y el interrogatorio ante la Policía, con la que tuvo una curiosa discusión, ya que los uniformados le increparon queriéndole decir que su proceder debió ser distinto.

Capítulo 2

Bajo del carro y voy directamente hacia el hombre moreno. Él continúa barriendo con toda tranquilidad. Veo que tiene puestas mis sandalias.

-Usted quién es, hombre???

- Yo soy (el hombre dice su nombre completo, pero en esta nota preferimos no revelarlo)

- Ah! ¿Y yo te conozco? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Con quién viniste? ¿Quién te dejó entrar? ¿Quién más hay aquí con vos?

- No, yo vine solo, es que pasaba por aquí, por el bosque, y entonces entré.

- ¿Por el bosque? Cómo así? ¿Usted por dónde entró a la finca?

- Por el bosque. Estaba caminando, vi esta casa y entré

- Ah ya!

Seguidamente, Silvia relata cómo ingresó a sus habitaciones a buscar un elemento para actuar contra el invasor de su finca, ubicada en zona rural del municipio de Rionegro. Dice que todo estaba revolcado, como si el hombre hubiera hurgado en la casa buscando elementos de valor.

Pero la historia despertó tal curiosidad, que esta consagrada defensora y protectora de los animales, que incluso tiene bajo cuidado un cerdito mini pig al que la dueña dejará vivir “eternamente” hasta que la voluntad de Dios se lo lleve y no el apetito de los humanos por devorarlo, ofreció narrar otros capítulos del caso a cambio de que las personas que los lean en su página de Facebook estén dispuestas a donar cinco mil pesos.

Este dinero ella lo destinará para Luchita, una ternera que fue arrollada por un vehículo en los Llanos Orientales y rescatada por animalistas de Saravena, Arauca, la cual recibe un costoso tratamiento en la intención de salvarla de la muerte.

Luchita tiene una pata fracturada, así estuvo tres días tirada a la orilla de la vía y nadie la auxiliaba, ni siquiera su dueño, porque el accidente dejó a los ocupantes del carro muy heridos y él prefirió perderla antes que responder por los gastos, pero la cirugía vale un millón de pesos y “eso es lo que busco conseguir” relató.

Silvia tiene una campaña llamada Hagamos #VacaXLuchita, invitando a hacer donaciones por la ternerita, que también vivirá hasta que la muerte se lleve de manera natural, no sacrificada para consumo de los humanos. Los aportes pueden hacerse a las cuentas de ahorros Davivienda N° 506100124201 y Bancolombia 03102690186. O por giros Efecty a la cédula 1007272065, a nombre de Derly Johana Flórez Cruz.

De su nobleza para trabajar en defensa de los animales, nadie en Medellín ha tenido dudas. Pero su arrojo y valentía eran una faceta desconocida de esta mujer, que ahora es ejemplo para los finqueros de la zona, que en el último año han sido objeto de múltiples asaltos a sus predios.

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